Nacido en Brasilia, la capital federal de Brasil, Antonio José Gomes de Matos, conocido futbolísticamente como «Toni», se formó en las categorías inferiores del Esporte Clube Sao José y comenzó a jugar profesionalmente en el Mirassol FC, club de la ciudad homónima con el que debutó a los 17 años de edad. En el verano de 1984, ficha por el Sobradinho EC, dando el salto dos años más tarde al Botafogo. La temporada siguiente firma con el Guaraní, donde completa dos cursos a un gran nivel. En julio de 1989, Toni llega al Valencia como fichaje puro de ojeador. Su llegada, a los 24 años de edad, despertó muchas dudas en Mestalla, ya que sus cifras goleadoras en el campeonato gaucho no eran especialmente llamativas.

Se trataba de un jugador pequeño y habilidoso, pero su aportación goleadora no fue en absoluto la esperada. Su primera temporada no fue mala. Fue titular casi indiscutible, llegando a jugar 36 de los 38 partidos de Liga, pero únicamente anotó seis tantos. Pese a ello, tuvo su noche de gloria en un partido de Copa contra el Celta en noviembre de 1989, cuando le marcó cuatro goles al equipo celeste, tres de ellos en apenas quince minutos. Aquel partido todavía es recordado en Mestalla. Delantero voluntarioso, no consiguió adaptarse al fútbol europeo y a terminó quedando ecplisado por las figuras de Eloy y Penev.

A pesar de permanecer en el equipo cuatro temporadas, su trayectoria fue de más a menos. El jugador mostraba constancia y actitud en los encuentros en los que participaba, pero su poca eficacia de cara a la portería rival le solía dejar fuera de las alineaciones titulares. La grada de Mestalla terminó por perder la fe y pese a que nunca le protestó, se le terminó buscando acomodo en el Real Valladolid, donde permaneció cedido media temporada jugando 14 partidos en Segunda División sin llegar a estrenarse como goleador. En 1993 volvió a Brasil para jugar con el Santos, club en el que jugó una temporada antes de volver al San José, donde desarrolló el resto de su carrera profesional antes de retirarse.